Hoy quiero hablarles de dos temas que, para mí, están profundamente entrelazados: la inclusión y los cuidados. Son el corazón de una sociedad justa y empática, y representan la verdadera medida de nuestro progreso como comunidad. Mi experiencia personal como madre y mi lucha por la Ley de Autismo me han enseñado que la inclusión no es una opción, sino una necesidad, y que el trabajo de quienes cuidan, a menudo invisible y no remunerado, es el pilar que sostiene a nuestro país.
La Ley de Autismo es un logro del cual me siento profundamente orgullosa, no por mí, sino por las miles de familias que hoy ven reconocidos los derechos de sus hijos y seres queridos. Sin embargo, mi compromiso no termina con la promulgación de una ley. Mi trabajo en el Congreso será asegurar su correcta implementación. Esto significa que los recursos lleguen, que los diagnósticos sean oportunos, que el acompañamiento sea real y que la sociedad entera comprenda y valore la neurodiversidad. Seguiré trabajando incansablemente por esta ley y por todas aquellas normativas de inclusión que aún nos hacen falta. Porque la diversidad es una riqueza, y cada persona, sin importar su condición, tiene un inmenso valor que aportar a nuestro distrito.
Pero quiero ir más allá. Quiero levantar un sistema que no olvide a quienes más cuidan: las mujeres que lo hacen todo solas, sin redes ni apoyo. ¿Cuántas madres, abuelas, hermanas en Ancud, Curaco de Vélez o Quellón, se sacrifican día a día, postergando sus propios sueños, su desarrollo profesional, su descanso, para cuidar a un hijo con discapacidad, a un adulto mayor o a un familiar enfermo? Ellas son la columna vertebral de nuestra sociedad, y el Estado les ha dado la espalda. Mi compromiso es construir políticas que valoren la diversidad como parte estructural de la sociedad, no como una excepción, y que entreguen un apoyo real a esas mujeres valientes.
Por eso, propongo un Sistema Nacional de Cuidados 2.0. Y aquí quiero ser clara: no se trata solo de programas públicos que muchas veces no llegan a todos o son insuficientes. Mi visión es fortalecer a las organizaciones sociales, a las fundaciones y corporaciones que hoy, con mucho esfuerzo y a menudo sin ayuda, son las que están en terreno, brindando un apoyo invaluable a quienes cuidan y a quienes necesitan ser cuidados. Ellas conocen la realidad local, tienen la experiencia y la vocación.
Mi propuesta es que el Estado apoye a estas organizaciones para que escalen, se profesionalicen y puedan sostenerse con recursos públicos y privados. Es una alianza estratégica: el Estado pone los marcos y una parte del financiamiento, y la sociedad civil, con su cercanía y expertise, implementa y llega a los lugares donde la burocracia estatal no puede. Esto no es solo eficiencia; es reconocer el valor de la comunidad y empoderar a quienes ya están haciendo el trabajo más importante.
Imaginen un distrito donde cada cuidador se sienta apoyado, donde tenga acceso a capacitación, a redes de contención y, si lo necesita, a un respiro. Imaginen un Chile donde la persona con discapacidad no sea vista como una carga, sino como un ciudadano con plenos derechos y con oportunidades reales de desarrollo. Esa es la sociedad que quiero construir, la sociedad por la que estoy dispuesta a luchar.
La inclusión y los cuidados son la base de un país más humano, más justo y más próspero. Son temas que requieren de una mirada diferente, de una visión que nace de la experiencia y del corazón. Cuento con ustedes para llevar esta bandera de la inclusión y los cuidados al Congreso, para que la fuerza de quienes sostienen el país sea finalmente reconocida y valorada.
Con profunda convicción y esperanza,
Loreto Kemp Candidata a Diputada Distrito 26